Day 30 of 31 at TWT! |
Mis padres y yo, extranjeros en más que una manera. Estadounidenses en España. Protestantes en un país de católicos. Mis padres siguiendo a su hija, sin poder hablar el idioma alrededor de nosotros ni caminar por las calles estrechas y serpenteantes de mi segunda ciudad sin un mapa, dejándome interpretar las conversaciones tanto como el camino. Nosotros tres, esperando con emoción sin saber exactamente qué nos esperamos.
La Plaza de la Villa, Madrid, antes de la procesión en 2005 |
-- He visto varias películas sobre las procesiones de Semana Santa de Sevilla, pero no sé si las de Madrid van a ser iguales o no. -- comenté. -- Pero espero que podamos ver bien la procesión cruzando la plaza de este punto de vista. --
El cielo incierto del crepúsculo se convirtió en una oscuridad definida, y las lámparas del ayuntamiento madrileño crearon ángulos de luz y sombra en los ladrillos antiguos de la plaza. De repente, oímos un ruido distante de tambores y flautas solemnes. Cesaron las voces que resonaban por la plaza, y la anticipación aumentó.
Primero, aparecieron los nazarenos, un espectáculo bastante escalofriante para cualquier estadounidense con conocimiento de la KKK, aunque ya sabía que los capirotes de los penitentes no tiene nada que ver con este grupo desagradable.
Cada procesión viene de una iglesia cierta, y los colores de cada cofradía son distintas. Vimos la procesión del Santísimo Cristo de los Alabarderos. |
No hay mejor manera de contemplar el Viernes Santo que una procesión española. Ese día de 2005, no sabía qué me esperaba, pero agradezco que hice el intento. Cada Viernes Santo, los recuerdos de mi experiencia me conmuevan otra vez más, aunque ya han pasado 13 años.
Solo puedo imaginarme el poder de esa procesión. ¡Qué experiencia tener!
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